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Aun falta poco más de hora y media para que el sol salga detrás de los cerros azules que están del otro extremo de la ciudad, Gilberto Juárez ya se ha despertado y desayuna los panes que llevo a casa la noche anterior cuando regresó del trabajo, mientras remoja su pan en el atole que su esposa le sirvió, ve a sus hijas del otro lado del pequeño cuarto. Una vez que termina de desayunar se despide de su esposa y de sus hijas que aun duermen, sale de su casa para emprender el camino cuesta abajo por las calles de la colonia Santa Anita, ubicada al sur de la capital Oaxaqueña, tiene que recorrer aproximadamente 30 cuadras en medio de la oscuridad y de la soledad de la madrugada, es justo ese momento más oscuro del día en que está apunto de amanecer, cuando llega al portón verde y toca el timbre con insistencia, a los pocos minutos un hombre moreno, mas o menos alto, de manos ásperas y aspecto amigable, abre la puerta y le saluda. 

-Buen día don Gilberto, pase.

Don Gilberto es chofer de un mototaxi de la colonia San Juanito, desde hace más o menos un año, cuando dejó su trabajo de estibador en una empresa de materiales porque su sueldo era muy bajo, o como dice él "era mucha la friega y poco el dinero" . Entra a la casa y enciende la moto en la que pasará sentado el resto del día, en donde se enfadará, reirá con la gente y maldecirá a los atrabancados Urbaneros que a veces le quitan el pasaje o le echan el carro encima. Las primeras horas del día son las mejores, porque es el momento en que las personas se van a sus trabajos y los niños a la escuela, por lo que no descansa hasta casi el medio día, le da tiempo para ir a comer a su casa, o si no, mejor se compra unas memelas que venden a fuera de la escuela primaria, porque "si hay trabajo no le vamos a decir que no".

Hoy si pudo ir a su casa a comer, aunque algo apresurado porque tiene que ir por sus hijas a la escuela, traerlas de regreso a casa y volver de inmediato porque la hora de la salida de las escuelas es cuando hay trabajo y no lo puede desaprovechar. De nueva cuenta trabaja sin parar hasta las 4 de la tarde, porque a esa hora todo comienza a aminorar. 

A las 5:00 llevó a una señora con sus 3 bolsas repletas asta el tope de verduras y frutas, él le ayudó a subirlas y esto le valió la confianza de la señora con quien platicó todo el trayecto del viaje sobre, el clima, las finanzas y hasta de las elecciones que se aproximan, cuando llegaron a su destino, don Gilberto le ayudó de nueva cuenta con las enormes bolsas mientras la señora buscaba el dinero para pagarle, después de agradecerle  hurgó en la bolsa más cercana de donde sacó un kilo de manzanas y se las regaló a don Gilberto por su amabilidad.

Al rededor de las 8 de la noche, después de que don Gilberto se detuvo en una tienda para tomarse un refresco, subió a la moto y a los pocos metros se le ponchó una llanta, todo enojado, orilló la moto y sacó su gato para cambiarla, afortunadamente en ese momento pasó uno de sus compañeros, que lo ayudó a cambiar la refacción. Este día trabajó hasta las 10:30 de la noche, porque "ya más tarde si hay pasaje pero se pone más peligroso" dice. Entrega la moto con su patrón, y emprende ahora cuesta arriba, el camino de regresó a su casa, contento porque "le fue bien".